Pero sobre todo tiene una sustancia, un soplo, material, espiritual,
químico, físico o yo qué sé que despierta poderosamente la ternura.
Se preocupa mucho por las cosas más pequeñas.
Canta y ríe fácilmente.
Y no le importa ensuciarse las rodillas.
Mírenlo desde aquí: (con amargura) -Yo fui como él.
Mírenlo desde allí: (con alegría) -¡Él no será como yo!
¡Defiéndanlo!
Juan Gelman
Con estas poéticas palabras de J. Geman se presenta el N° 66 de Voces en el Fénix cuyo eje es La primera infancia.
Un conjunto de imperdibles artículos de destacadas especialistas diagnostican, proponen, imaginan. Con la coordinación de Veróncia Kaufmann y Claudia Loyola.
La edad de oro. La educación en la primera infancia.
Dos estadísticas preocupantes han circulado en los últimos tiempos. Una remite a la situación económica y social, y muestra de modo contundente que la pobreza se torna más cruda cuando se pone en foco la infancia: mientras que los índices de pobreza se agudizan y se plantean en torno al 33% del total de la población (Informe ODSA UCA), cuando ponemos el foco en los niños, el índice sube casi un 18%; prácticamente la mitad de la población infantil vive en la pobreza. Y los otros datos que generan alarma remiten a los métodos de disciplinar a los niños/as que incluyen castigos físicos y maltrato psicológico: en el caso de nuestro país, esto afecta a 7 de cada 10 niños de entre 2 y 4 años, en modos de chirlos, gritos o estereotipos que los tienen como destinatarios.
Allí la metáfora del enigma se hace trizas ante la literalidad de estos datos. La violencia del sistema, la violencia de las relaciones sociales, tienen a nuestros niños como víctimas. Y es evidente el efecto lapidario de la desigualdad y de vínculos que, al vulnerar derechos, dejan huellas subjetivas que perduran. Hay una trama de sostén que parece que los adultos no estamos pudiendo construir, una urdimbre como proyecto colectivo con capacidad de alojar, de nutrir material y simbólicamente que parece ser subestimada en el presente.
La paradoja se hace evidente cuando los discursos políticos más aluden al futuro como horizonte a conquistar de modo sistemático, y las condiciones del presente se tornan más cruentas y definitorias para la vida cotidiana de la gran mayoría de los niños y sus familias. Los argumentos utilitarios, intensamente preocupados por la productividad, se alejan taxativamente de la lógica de los derechos, que hay que postergar hasta que “derramen” de arriba hacia abajo las ganancias de los poderosos.
Los aportes de las autoras procuran acercar, desde diferentes perspectivas, reflexiones, avances y también interrogantes en relación con estas cuestiones que constituyen aspectos imprescindibles para pensar en la atención de la población infantil.