Hay mil y una razones para articular los contenidos de enseñanza de estas dos áreas y también algunas dificultades para hacerlo. Quizás, el mayor obstáculo lo constituyen las limitaciones escolares referidas a la organización del tiempo y la fragmentación del saber en compartimentos estancos que heredamos de la tradición positivista.
Pero, si estamos proponiendo un nuevo enfoque para abordar el mundo social y las prácticas del lenguaje es necesario reconsiderar la organización de los contenidos de cada área de modo de articularlos en un mismo tiempo didáctico orientado a la alfabetización en sentido amplio.
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